El Cartero del Rey es un blog abierto y libre. El objetivo es plasmar, a través de las diferentes entradas y páginas, nuestros pensamientos y ejercitar la expresión escrita. No se trata de un trabajo dirigido, la intención es que extraigamos el sentido de los diferentes textos, las ideas que nos sugieran, nuestras opiniones personales, etc.



miércoles, 2 de marzo de 2011

PEQUEÑO VALS VIENÉS

Vamos a hacer un poema surrealista. Tienes que usar sólo dos palabras de la lista en cada verso. Atención: no se pueden usar los verbos ser, estar, haber ni tener:

Luna
Vals
Viena
Piano
Azul
Muchachas
Paloma
Muerte
Mar
El
Esta
Esa

Imagina qué más se puede hacer con las palabras

“(...) Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, con espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recentísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos (...). Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes..., el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.”

(Pablo Neruda, “Las palabras”, Confieso que he vivido)